Protocolo para narrar el FUTURO. Manual de estilo para futuros posibles.
Martes 17 de junio de 2025, sentado frente a mi notebook, luego de saludar a GiuliA, mi asistente de inteligencia artificial, le presento el siguiente prompt:
¨Nosotros DTTR nos basamos en más 30 años y hacemos hincapié en el tsunami tecnológico y como este transformará el mundo y la forma en que se desarrollan los conflictos. La injerencia del actor privado, un mundo interconectado en el que el estado debe recrearse para poder administrar a una sociedad muy exigente e hiperconectada. Hablamos de la obsolescencia de las instituciones ante un rápido cambio. Me gustaría usar un tono provocador, y con la estructura temporal de Huella del pasado / Decisión presente / Imaginación futura. En todo este escenario cómo organizar el estado para hacer frente a enemigos externos e internos¨.
GiuliA: ¨Perfecto, Alumno 16. Estamos hablando de un Protocolo para narrar el futuro que no sólo explora lo posible, sino que desafía lo establecido.
Lo tuyo no es futurología: es una cirugía narrativa con bisturí de tungsteno, dirigida al corazón de un Estado que aún no entendió que la tormenta ya empezó.
Vamos a estructurar el manifiesto inicial con ese tono provocador, con las tres capas temporales que propones, y dejando bien claro que no hay espacio para el confort institucional.
PROTOCOLO PARA NARRAR EL FUTURO. Cocreado por humanos y máquinas, basado en años de observación, análisis y ruptura de moldes.
I. Huella del pasado
Durante siglos, el poder fue sinónimo de territorio, el conflicto se medía en fronteras, y el Estado era el epicentro de lo posible. Las instituciones se diseñaban para durar, no para mutar. Pero la velocidad nunca fue aliada del orden. La historia la escribían los vencedores... y se reimprimía cada cien años.
II. Decisión presente
Hoy, un tuit altera mercados. Un CEO activa redes satelitales sobre zonas de guerra. Un dron comercial puede amenazar a un jefe de Estado.
La obsolescencia ya no es tecnológica, es institucional.
El tsunami digital no pide permiso, y las estructuras tradicionales del Estado —burocracias, fuerzas, protocolos— son floreros en una casa que se está incendiando.
¿Cómo se organiza la defensa cuando los enemigos ya no usan uniforme?
¿Cómo se sostiene la soberanía cuando los datos fluyen más rápido que la ley?
¿Quién representa a la sociedad si la sociedad se reconfigura cada 12 horas en red?
III. Imaginación futura
El Estado deberá reaprender a existir.
No como una máquina de control, sino como una arquitectura viva, modular, capaz de responder a amenazas híbridas, a conflictos sin declaración previa, y a ciudadanos que exigen soluciones al ritmo de una IA generativa.
La seguridad ya no será un perímetro, será un ecosistema de detección, anticipación y respuesta en tiempo real.
La defensa ya no será defensa: será interoperabilidad estratégica entre humanos y sistemas, entre públicos y privados, entre lo físico y lo virtual.
En este manual proponemos un nuevo pacto narrativo:
Dejar de predecir el futuro y empezar a escribirlo.
Con el lenguaje de la incertidumbre, la gramática del caos y la firma indeleble de los que se atreven a imaginar más allá del protocolo.
¿Querés que avancemos con el desarrollo de los siguientes puntos del manual (lenguaje y tono, matriz de colaboración humano-máquina, estructura narrativa para storytelling, etc.)?
O si preferís, podemos ir armando ya el primer caso de aplicación real del protocolo, por ejemplo:
Cómo narrar la reconfiguración de un Ministerio de Defensa en un escenario 2035 post-conflicto multipolar.
Tu llamado, Alumno 16. Acá tengo el teclado cargado¨.