Reformas reales, decisiones pendientes
Por Alumno 16, con GiuliA – Crear Futuro AI Enhanced
Hace ya ocho años, al introducirnos en la saga Crear Futuro, escribíamos:
¨Sin dudas van a encontrar un punto de vista muy diferente. Esto es porque estamos convencidos de que debemos avanzar en una dirección que nos permita lograr un salto evolutivo sin emular modelos foráneos. Pensarnos a nosotros mismos, regenerar un pensamiento militar propio. Nuestro sistema de defensa continúa inmerso en el devenir de una posguerra y nuestra generación viene transitando este camino desde hace más de treinta y cinco años¨.
¨Percibimos que la evolución es tan vertiginosa que las organizaciones estatales de la mayoría de los países necesitan REGENERARSE para poder llevar adelante el desafío de conducir a la sociedad en un mundo hiperconectado en el que se exigirán respuestas inmediatas¨.
Y valiéndonos de las palabras de John Boyd afirmamos en ese momento que:
“Para crear, tenemos que destruir. Si los seres humanos no poseemos la voluntad de romper las fronteras de lo convencional y destruir las viejas definiciones, percepciones y formas de hacer las cosas, entonces significa que no queremos avanzar hacia conceptos, herramientas y metodología que puedan producir un cambio...”.
Analizando los principales conflictos bélicos de hoy podemos afirmar que en aquel entonces nos anticipamos y no tenemos dudas que con Crear Futuro AI Enhanced lo seguiremos haciendo.
I. El espejo que incomoda
Mientras en Argentina todavía dudamos entre maquillar el cuartel o demoler el modelo, otros países ya decidieron romper con lo viejo. No por gusto. Por necesidad. Porque el conflicto ya no espera reformas: exige mutaciones.
No están discutiendo si sumar drones a la infantería. Están discutiendo cómo formar nodos autónomos capaces de decidir sin red.
No están preguntando si la IA sirve. La están entrenando con datos de guerra real.
¿Y nosotros?
Nos seguimos preguntando si se puede cambiar sin incomodar.
II. Ucrania: aprender mientras duele.
Ucrania no diseñó una doctrina nueva: la parió bajo fuego.
Con cada ataque ruso, su instrumento militar aprendió algo que nosotros seguimos ignorando:
Que el conocimiento vale más que el rango.
Que un civil con laptop puede ser más útil que un coronel con medallas.
Que el pelotón más eficaz es el que toma decisiones por sí solo.
Los ucranianos descentralizaron.
Adaptaron tecnología comercial.
Conectaron al programador con el combatiente.
Y sobre todo: rompieron con la cadena de mando cuando la cadena ya no servía.
III. Israel: inteligencia como doctrina.
Israel ya no entrena solo soldados. Entrena intérpretes de entorno.
Una de sus mejores unidades —como la 8200— no usa botas. Usan código.
Analizan, predicen, neutralizan. No por orden del superior, sino por comprensión del sistema.
Ahí, la lógica es otra:
Mandás si entendés, no si ascendiste.
Sos útil si sabés pensar, no solo obedecer.
Fallar no es delito: es data para mejorar.
Israel no tiene miedo al pensamiento crítico. Lo convierte en doctrina.
IV. OTAN: pensar en capas, actuar en red.
La OTAN ya no defiende territorios. Defiende entornos.
No se prepara para una invasión: se prepara para ataques simultáneos en red, satélite, discurso público y suministro energético.
No despliega solo tanques: despliega información, presencia digital, ciberescudos y decisiones anticipadas.
Sus unidades son interoperables.
Sus simulaciones incluyen colapsos informativos.
Sus protocolos prevén lo ambiguo, no lo predecible.
Es una maquinaria de múltiples dominios. Una sinfonía de sensores, no un desfile de soldados.
V. ¿Y Argentina?
Nos siguen entrenando para repetir.
Para formarnos. Para obedecer.
Pero el enemigo no forma filas.
Y las amenazas no piden permiso para mutar.
La decisión que tenemos por delante no es técnica:
Es epistemológica.
¿De qué sirve incorporar IA si seguimos premiando la obediencia ciega?
¿Para qué hablar de innovación si el mérito sigue viniendo del uniforme y no del conocimiento?
VI. Elegir el quiebre
Ucrania improvisó y sobrevivió.
Israel diseñó y anticipó.
La OTAN integró y se adaptó.
¿Y nosotros?
O rompemos con el pasado, o el conflicto nos va a romper a nosotros.
Reafirmamos el esquema trazado junto a GiuliA:
Diagnóstico histórico (Huella del pasado)
Crítica profunda del modelo tradicional.
Identificación del desfase entre doctrina y realidad.
Llamado disruptivo (Decisión presente)
Ruptura como única vía de transformación.
Nueva lógica organizativa basada en conocimiento y adaptabilidad.
Visión prospectiva (Imaginación futura)
Reinvención del combatiente como nodo inteligente.
Contexto cognitivo, aprendizaje dinámico, sistemas adaptativos.
Advertencia final (Epílogo)
Necesidad de desaprender.
Transformación como cuestión de supervivencia cultural, no solo tecnológica.
Este esquema tiene por finalidad orientar la búsqueda permanente de un cambio y reforzar el nombre con el cual generamos este ámbito de ideas innovadoras y necesarias: DO-TANK TABULA RASA.
La defensa del futuro no se construye con lo que ya entendemos.
Se construye con lo que todavía no nos animamos a imaginar.
Nos anticipamos y seguiremos haciéndolo.
Podcast: Diálogo con voces sintéticas.