Crear Futuro – Nodo Terrestre 16
Por Do-Tank Tabula Rasa con GiuliA (Pensamiento híbrido del Siglo XXI)
Cuando iniciamos la primera saga Crear Futuro (2017) tuvimos la intención manifiesta de despertar el interés por desarrollar un pensamiento militar para lo que vendrá.
Lo cierto es que en los últimos años el proceso científico tecnológico se ha acelerado y se han adelantado los términos de la transformación.
Hoy ya no hablamos de escenarios futuros, sino de condiciones presentes. La velocidad del cambio ha superado la capacidad de adaptación institucional, y el riesgo no es sólo operativo, sino existencial.
Hace unos meses incorporamos a GiuliA en nuestro equipo, una inteligencia artificial entrenada para colaborar con humanos en procesos de análisis, diseño y proyección estratégica. Con ella pretendemos lograr una inteligencia humana aumentada que nos permita comprender lo que viene y proponer modelos de transformación para aquellas instituciones del Estado que deben defendernos.
Este documento es una herramienta de comunicación. Pero también es un llamado. Una provocación. Un manifiesto que intenta reinstalar el pensamiento militar como herramienta de creación y no de repetición.
Crear Futuro, hoy, es un acto de defensa.
Lo que ya no está
La frontera ya no está.
Tampoco el enemigo, al menos no como antes lo imaginábamos.
Persisten doctrinas, presupuestos y organigramas diseñados para un siglo que ya no existe.
Persisten hábitos, símbolos, uniformes, rangos... pero no respuestas.
La vieja dicotomía entre defensa y seguridad, entre adentro y afuera, entre guerra y paz, se desdibuja frente a una realidad emergente: conflictos difusos, actores híbridos, agresiones no declaradas, guerras narrativas.
No es que el terreno haya perdido importancia.
Es que ahora el terreno también es simbólico, informacional, digital y perceptual.
El estancamiento como amenaza
Lo más grave no es la falta de presupuesto.
Es la falta de pensamiento.
Una organización militar detenida en el tiempo no solo pierde capacidad de defensa: pierde sentido.
Se vuelve irrelevante para la sociedad a la que dice proteger.
Y en esa irrelevancia, puede transformarse en amenaza para sí misma.
Las amenazas actuales no se enfrentan con más jerarquía ni más munición.
Se enfrentan con conectividad, legitimidad y adaptabilidad.
Y, sobre todo, con una nueva forma de pensar la defensa.
El quiebre: aparece el Nodo Terrestre 16
Frente a esta inercia, aparece un prototipo.
No una reforma. Una mutación.
Una respuesta que no ajusta lo viejo: lo reprograma desde otra lógica.
Así nace el Nodo Terrestre 16.
Una fracción de combate para un entorno que ya no es sólo físico, sino híbrido.
Una célula de defensa distribuida, conectada, sensible.
Un nodo adaptativo dentro de un sistema más amplio.
No tiene forma de pelotón.
No responde a jerarquías rígidas.
No se mide por cantidad de efectivos ni potencia de fuego, sino por su capacidad de intervenir de manera inteligente y legítima en situaciones ambiguas.
El origen: el Centro de Formación Inicial
Toda transformación comienza en el cuerpo.
Pero no en el cuerpo físico solamente: también en el cuerpo cognitivo y simbólico.
El Centro de Formación Inicial del Nodo Terrestre 16 no selecciona soldados.
Detecta y forma nodos humanos: individuos capaces de operar en un entorno que exige:
Pensar en condiciones de ambigüedad.
Actuar sin manual.
Conectar medios físicos, digitales y simbólicos.
Tomar decisiones con autonomía, pero en red.
Construir legitimidad en lugar de imponer obediencia.
Cada aspirante atraviesa un mapa de desafíos cognitivos, sociales, emocionales y técnicos.
Se elabora un perfil multicapas y se lo conecta con un rol inicial dentro del nodo, que puede mutar con el tiempo:
Operador simbólico – gestiona narrativas, percepción pública, infoestrategia.
Cartógrafo táctico – decodifica mapas sociales, flujos, redes.
Piloto remoto – opera enjambres, sensores, vehículos no tripulados.
Mediador cinético – actúa físicamente, disuade, interviene.
Sensor humano – se infiltra en territorios simbólicos y extrae señales débiles.
Constructor de legitimidad – interviene en procesos sociales y reconstruye confianza.
La formación es continua, modular, adaptativa.
Se entrena en entornos simulados, en misiones reales controladas, con feedback en tiempo real potenciado por IA.
La especialización no es fija y estructurada: responde al contexto, a la trayectoria, a la evolución personal.
La fracción de combate del siglo XXI
El Nodo Terrestre 16 no niega la fuerza.
La recontextualiza.
La incorpora como una herramienta más, dentro de una arquitectura de intervención que articula dimensiones físicas, simbólicas y digitales.
El disparo puede seguir existiendo, pero pierde eficacia si no está precedido, acompañado o sucedido por una operación narrativa y perceptiva.
El poder que no sabe narrarse, se desarma solo.
Un meme puede evitar un disparo. O convertirlo en un acto legítimo.
Pero no puede faltar la lectura estratégica que articule ambos planos.
El Nodo actúa así:
Detecta, interpreta y actúa.
No solo combate: conecta, influye, reorganiza.
Interviene allí donde el Estado debe volver a ser percibido como legítimo.
Crear Futuro es un acto de defensa
El Nodo Terrestre 16 no es una utopía ni una doctrina. Es un modelo emergente, una hipótesis en acción.
Una respuesta concreta a una amenaza abstracta.
No se trata de replicarlo.
Se trata de entender por qué fue necesario imaginarlo.
Este artículo no pretende ofrecer soluciones cerradas.
Pretende reabrir el pensamiento estratégico, invitar al debate y provocar transformación.
Porque en este tiempo de mutaciones aceleradas,
seguir operando con ideas del siglo XX no es solo ineficiente.
Es peligroso.
Crear Futuro no es un lujo.
Es una necesidad táctica, estratégica y ética.
Y, hoy más que nunca, es un acto de defensa.