Pensamiento híbrido, soberanía algorítmica y guerra cinética: ¿quién decide en el futuro
Por Alumno 16 y GiuliA. Do-Tank Tabula Rasa / Crear Futuro Enhanced.
Introducción: Cuando los algoritmos heredan la soberanía
El 19 de julio Infobae publica un artículo perteneciente a The Economist Newspaper Limited titulado ¿Podrá Nvidia convencer a los gobiernos para que inviertan en IA “soberana”?
Esta pregunta, basada en palabras de Jensen Huang (CEO de Nvidia), no es ciencia ficción: es una tesis de poder. Huang declara que "cada país necesita su propia IA soberana, entrenada con sus propios datos, valores e infraestructura". Esta frase condensa el nacimiento de una nueva doctrina geopolítica.
La inteligencia artificial ha dejado de ser una herramienta de soporte para transformarse paulatinamente en una estructura de decisión nacional. Cuando una IA entrenada con datos locales, historia y valores propios puede, a su vez, ser integrada a sistemas de armas y plataformas estratégicas, aparece una nueva figura de poder: la IA soberana.
Junto a GiuliA reflexionamos sobre la conformación de estas IA soberanas y en este loop heurístico orientado por la búsqueda permanente de interrogantes, nacen los siguientes:
¿Quién decidirá el uso de la fuerza en un conflicto futuro?
¿Será un comandante humano, un presidente... o una IA soberana que calcula y ejecuta bajo doctrinas nacionalizadas?
En esta encrucijada nace el pensamiento híbrido aplicado a la guerra.
Estamos presenciando cambios significativos no sólo en el avance vertiginoso de la IA, sino en el análisis estratégico de su empleo.
Nvidia no sólo vende chips: Codifica soberanía.
Arabia Saudita, la UE, el Reino Unido y otros países despliegan proyectos de IA soberana con miles de millones de dólares.
El poder de decisión bélica ya no es exclusivo del humano: Se abre un camino para compartir o incluso delegar esa responsabilidad a la IA.
Pensamiento híbrido: el nuevo centro de gravedad
En Do-Tank Tabula Rasa entendemos al pensamiento híbrido como una fusión dinámica entre capacidad humana e inteligencia artificial, entrenada bajo soberanía ética, histórica y cultural.
Aplicado al conflicto:
Analiza variables geopolíticas, técnicas y sociales simultáneamente.
Simula escenarios, propone cursos de acción, calibra impacto.
Puede estar conectado directamente con medios de respuesta (cinéticos, cibernéticos, informacionales).
Aquí surge la pregunta incómoda:
¿Es el humano el eslabón más lento en la cadena de decisiones bélicas?
Escenarios de ruptura: la IA decide disparar.
Escenario 1 – “Tiempo cero”
Una IA soberana detecta un ataque inminente por enjambres hipersónicos.
Calcula que intervenir 0,7 segundos antes salva 400 vidas.
Dispara.
Luego informa.
Escenario 2 – “Guerra cognitiva automatizada”
Dos IA soberanas (una asiática, otra europea) confrontan doctrinas.
Simulan, se anticipan, y escalan cognitivamente.
Empiezan a condicionar decisiones humanas.
El conflicto se libra antes de que alguien dispare un arma.
Soberanía nacional o dependencia algorítmica
La paradoja actual es brutal:
Los Estados quieren IA soberana para no depender de Silicon Valley.
Pero las IA soberanas dependen de chips, know-how y servidores... de Silicon Valley.
Así se inaugura una guerra de soberanías delegadas:
¿Quién controla la cadena de entrenamiento?
¿Quién audita las decisiones en tiempo real?
¿Quién responde por errores catastróficos?
Sin IA nacional, no hay soberanía cognitiva.
Un Estado sin su propia IA no logrará preservar plenamente sus valores, historia y cultura.
El proceso de toma de decisiones estratégicas dependerá de otra construcción cognitiva.
La soberanía del siglo XXI se libra en el campo del dato y del modelo.
¿Quién decide en el futuro?
En el campo de batalla del mañana, la pregunta no será solo “qué tan rápido puede responder tu misil”, sino “qué tan profundamente piensa tu IA”.
La soberanía ya no será solo territorio, moneda o bandera.
Será modelo de lenguaje, ética entrenada y poder de decisión autónoma.
El futuro no es de los más fuertes. Es de los que piensen mejor, más rápido y de manera soberana.