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El Do Tank Tabula Rasa propone mediante la reflexión crítica transformar ideas en acciones

De Kiev a Buenos Aires

De Kiev a Buenos Aires

Por Alumno 16 & GiuliA – Do Tank Tabula Rasa

GiuliA nos dice: El artículo tiene unas 1.250–1.300 palabras.

Con un ritmo de lectura estándar de 200–220 palabras por minuto (velocidad media de lectura en pantalla), el tiempo estimado sería:

  • Lectura normal: entre 6 y 7 minutos.

  • Lectura pausada/reflexiva: cerca de 8 minutos.

  • Lectura rápida/diagonal: unos 5 minutos.

1. Voces en resistencia

En el frente oriental de Europa, Ucrania no es solo un territorio devastado por la guerra: es una red de voces que resiste. El coronel Serhii Douplyak recuerda que en 2014 la amenaza parecía lejana; hoy cada ciudadano entiende que la defensa no es un asunto exclusivo del ejército sino de toda la sociedad. La conclusión es tan clara como brutal: “O defendemos nuestra tierra o seguiremos siendo un pueblo sin patria”.

María Koutnyakova, desde su exilio en Lituania, narra escenas mínimas —un pañuelo ofrecido a su hermana, un loro posado en el hombro de un joven— que revelan cómo en medio del colapso se construyen lazos invisibles de resistencia. En cada gesto se cifra una red.

2. La guerra de los símbolos

La investigadora Oksana Dovgopolova recuerda que la disputa no es solo territorial. En Odessa, el debate sobre si derribar o conservar un monumento a Pushkin revela que la memoria también es un campo de batalla. Los imperios marcan el espacio con estatuas, relatos y lenguas; las sociedades, con gestos de apropiación o rechazo.

Lo que allí ocurre es espejo de lo que en Tabula Rasa denominamos desmontar y montar: desmontar viejos tótems para montar nuevas narrativas capaces de sostener la defensa cultural. Porque ningún dron, por sofisticado que sea, puede sostenerse si la sociedad que lo opera no cree en lo que defiende.

3. Entre dos imperios

Maria Berlinska, conocida como la “madre de los drones”, advierte: “Estamos atrapados como rehenes entre dos imperios”. Lo que se juega no es solo un mapa, sino el derecho de un pueblo a no ser rehén de acuerdos escritos lejos de su sangre y su tierra.

Ese espejo ucraniano también alcanza a la Argentina. Entre Washington y Pekín se despliega una presión silenciosa:

  • EE. UU. ofrece capital y respaldo político, pero exige alineamiento estratégico y acceso privilegiado a información sensible.

  • China despliega infraestructura, financiamiento y mercados, pero a cambio condiciona autonomía tecnológica y recursos críticos.

El dilema no es ideológico, sino estructural: ¿cómo sostener soberanía sin quedar fijados como peones en el juego de dos gigantes?

Aquí es donde Nodo 16 (N16) se vuelve clave. No como satélite de una potencia, sino como arquitectura distribuida y multidimensional que:

  • protege energía y comunicaciones,

  • genera IA entrenada con datasets locales,

  • asegura observación satelital soberana,

  • y produce cultura como frente estratégico.

N16 no se alinea ni a EE. UU. ni a China: construye un espacio intermedio, flexible y autónomo. Una neutralidad activa que permite resistir en red en lugar de resignarse a la pasividad.

4. Cultura como frente

Diana Berg recuerda un funeral en Kiev donde anarquistas, patriotas, artistas, LGBT y excombatientes coincidieron en la misma plaza. Hubo incluso un choque surrealista entre neonazis rusos y un veterano gay. Todo eso en un mismo acto de despedida.

La cultura y la política, lejos de ser adorno, son un frente de combate. En Kharkiv, la obra Babyonki convierte en teatro los diálogos de mujeres que esperan noticias de sus hombres en el frente. Son microdramas de guerra, igual que los que ensayamos en DTTR: maniobras comunicacionales que no buscan entretener sino entrenar la imaginación colectiva para resistir.

5. La lección para Nodo 16

Las voces recogidas por Le Grand Continent confirman que la defensa ya no es vertical ni monopolio estatal. Es una malla de nodos civiles y militares que operan en simultáneo:

  • soldados en trincheras,

  • activistas que proveen drones,

  • intelectuales que redefinen símbolos,

  • artistas que transforman la memoria en acción.

Ese es el modelo que venimos proponiendo como Nodo 16 (N16): una arquitectura distribuida y multidimensional. N16 no pertenece a un solo espacio; puede desplegarse en tierra, mar, aire, ciberespacio, órbita o cultura. Allí donde exista un vínculo, una decisión, una resistencia, N16 está presente.

6. Argentina: pensar desde el Sur

Si en Ucrania el dilema es “resistir o desaparecer”, en Argentina el riesgo es otro: creer que la guerra siempre ocurre lejos. La energía, las comunicaciones, la cultura y el espacio orbital son hoy frentes tan vulnerables como cualquier frontera.

La pregunta es inevitable: ¿seremos meros espectadores, atrapados entre imperios que deciden por nosotros, o construiremos un Nodo 16 propio, capaz de defender no solo un territorio sino una forma de vida?

7. Epílogo: la malla de voces

Las voces ucranianas nos enseñan que la defensa ya no se mide en divisiones blindadas sino en capacidad de red. No es solo cuestión de tanques, radares o algoritmos, sino de si somos capaces de narrarnos como sociedad en resistencia.

Hablar en contra de Putin es, en realidad, hablar en contra de cualquier poder que pretenda reducirnos a piezas de ajedrez en su tablero. Y desde la Argentina, el desafío es aún más claro: construir futuro significa diseñar la malla antes de que la crisis nos sorprenda.

Sin propósito no hay defensa: Argentina frente al espejo

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Sin propósito no hay defensa: Berger × DTTR

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